Críticas

Hermenegildo Lomas

El papel en blanco. El lápiz traza la línea que va surcando el mundo, analizándolo, estudiándolo, conociéndolo. Finalmente, nos lo entrega.

La gruta entre sombras. La greda roja o negra fue surcando el mundo, analizándolo, estudiándolo, conociéndolo. Finalmente, nos lo entregó.

La capacidad de ver. La maestría de trazar. Siempre, en la gruta y ahora, nos han ido revelando el misterio del mundo de lo visible, el auténtico misterio, según Oscar Wilde.

Es un presente que dura ya 30.000 años.

Entonces, ahora y siempre, la mano honesta, diestra y certera del artista nos ha ido hablando del mundo de lo visible, de la vida.

Rodrigo pertenece a estos artistas auténticos, los que nos van contando cómo es el mundo, los que buscan la verdad de lo visible para enseñarnos lo invisible.

Su paleta, como la greda de hace miles de años, nos habla de lo que es y de cómo es lo que está fuera de la gruta.

Rodrigo, valiente, pertenece a los privilegiados que atados al mástil van buscando la Ítaca de la verdad, de la entraña y la pasión.

El viaje de Rodrigo y su pintura, es el viaje de siempre, eterno, el del contador que nos lleva hasta Lázaro y nos le saca fuera, vivo, real y palpitante.

Para llegar ahí, a lo que hoy nos ofrece, como aquel hombre de la gruta, su tiza, su lápiz, su pincel, han ido buscando, conociendo, amando. Es el amor lo que nos trae.

Seguirá buscando, seguirá amando, seguirá contándonos, comprometido, el eterno misterio de lo visible.

Es el presente de nuestra memoria, es la belleza del bisonte, la mirada de Fayum, la nobleza de Pareja, el gesto de la Menina, el sol del membrillo, que traspasan los milenios y, temblando, están aquí, en la pintura de Rodrigo.

Hermenegildo Lomas

Arquitecto técnico y pintor